El impacto del Duelo en la Tercera Edad: ¿Qué puedo hacer ante tantas pérdidas?

El impacto del Duelo en la Tercera Edad: ¿Qué puedo hacer ante tantas pérdidas?

El duelo es la forma que tiene nuestro cuerpo de reaccionar ante una pérdida. En la tercera edad, el duelo se convierte en un compañero silencioso con el que debemos convivir. A medida que avanzamos en edad, nos enfrentamos a una realidad casi inevitable: la pérdida gradual de seres queridos. Estas pérdidas pueden ser de distintos tipos:

  • Pérdida de nuestros compañeros de vida: la muerte de nuestra pareja puede ser devastadora y a menudo deja un vacío profundo y una sensación de desorientación. Es un duelo realmente duro y complejo.
  • Pérdida de amigos o de compañeros de trabajo: en esta etapa de la vida es natural que la red social se reduzca y que nos enfrentemos con frecuencia a distintas pérdidas. Decir adiós a un amigo o compañero puede ser muy difícil y amargo.
  • Pérdidas de familiares: la muerte de hermanos, primos y otros familiares también puede ocurrirnos ya que la vejez llega a todos. Además, cuando nos enfrentamos a una nueva pérdida esnormal recordarpérdidasanterioresasí que puede que se nos reactiven duelos anteriores como es el de un padre o una madre
  • Pérdidas de vecinos que estábamos acostumbrados a ver a diario y con los que hemos ido compartiendo el paso de la vida.
  • Animales o mascotas: los animales forman parte de la familia, son un miembro más y su partida puede dejar un enorme hueco en la casa y en nuestro corazón.

Estas pérdidas sucesivas nos hacen sentir que el proceso de duelo es interminable. Como si al estarte levantando de una caída, enseguida llegase otro golpe que retrasase tu recuperación. Es totalmente natural que este tipo de pérdidas nos impacten profundamente y que influyan en nuestro bienestar emocional, incrementando la sensación de soledad. Además, exponernos a tantas pérdidas puede suponernos un recordatorio visible de que la vida se termina.

 

La soledad del que se queda:

La soledad es una de las consecuencias más visibles de convivir con tantos duelos. La sensación de ser de los últimos “supervivientes” de una generación o de tu entorno puede ser abrumadora. La ausencia de aquellos con quienes se compartieron recuerdos y experiencias durante décadas deja un vacío muy difícil de llenar.

o Sin embargo:

Nada ni nadie sustituirá a esas personas, al mismo tiempo, trata de honrarlas con tu vida y no con tu dolor; Recordar con más amor que dolor será una manera de expresar tu agradecimiento por haber tenido a esa persona en tu vida.

Acuérdate de ellos cada día pero cuando la soledad te abrume, fíjate en las presencias y no en las ausencias, ¿qué personas me importan y siguen conmigo en el plano terrenal?

 

La amarga sensación de presenciar que la vida se termina:

Cada pérdida actúa de espejo y refleja nuestra propia mortalidad. Esta demostración visible de nuestra propia finitud puede generar una mezcla de sentimientos:

◼  Culpa: sentir que yo soy quien me quedo disfrutando y otros ya no pueden hacerlo puede generar un sentimiento de culpa.

o Sin embargo: ¿si tú no estuvieras te gustaría que los tuyos volvieran a disfrutar de la vida? Si la respuesta es sí, muy probablemente esas personas que se han ido querrían lo mismo para ti. Tras una pérdida, no demuestra más amor aquel que menos disfrute se permite.

◼  Miedo y ansiedad: la incertidumbre sobre el propio final de vida puede generar mucha angustia.

o Sin embargo: sentir miedo en estos momentos es natural. Acepta tu vulnerabilidad y comparte tus miedos con otras personas. El miedo forma parte de la vida y del ser humano.

◼  Indiferencia: puede que una parte de ti busque protegerte ante una realidad tan cruda y busque desactivar en ti sentimientos desagradables.

o Sin embargo: por un lado esta indiferencia puede protegerte ante futuras pérdidas pero muy probablemente igual que se te han desactivado las emociones desagradables, se te desactivarán también las agradables.

¿Qué puedo hacer si me encuentro constantemente despidiéndome de gente que quiero? Herramientas para afrontar el duelo:

La palabra “duelo” proviene del latín “dolus” que significa dolor y desafío. Luto también proviene del latín “lugere” que significa llorar. Por tanto, hay una parte inevitable en toda pérdida importante que implica sentir dolor. Cuanto más amor más dolor, es decir, es natural que cuanto más unidos nos sintiésemos a esa persona más difícil se nos haga despedirnos de ella. Teniendo en cuenta esto, es importante que tengas claro lo siguiente: todo lo que intentamos reprimir termina por cronificarse y enquistarse. Por tanto, lo más saludable es dejar salir esas emociones generadas por el duelo que estás transitando. Y para que este tránsito se te haga más ligero, te proponemos lo siguiente:

 

◼  Mantener rutinas: establecer y mantener rutinas diarias puede proporcionar estructura y darnos orden entre tanto caos interno por el que estamos pasando. No pasa nada si te sientes con menos energía, es normal, lo importante es que adaptes tus hábitos al momento en el que estás y no los abandones.

◼  Actividades recreativas: involucrarte en actividades que te proporcionen placer y distracción como la lectura, los juegos de mesa, las películas o los partidos de fútbol pueden suavizar tus sentimientos de vacío y soledad.

◼  Autocuidado físico: mantener una buena salud física en la medida que puedas te va a ayudar a sentirte con más energía en tu día a día. Recuerda que mereces cuidarte aunque otros ya no estén.

◼  Conexión con otras personas: fomentar y mantener conexiones con amigos y familiares es fundamental para suavizar los sentimientos de soledad. Teniendo en cuenta tu estado físico puedes adaptar los planes sociales; si tu cuerpo y energía lo permiten puedes participar en centros comunitarios, o si cuentas con dificultades físicas hoy en día las tecnologías nos permiten sentir cerca a personas sin necesidad de que siempre sea físicamente (llamadas, videollamadas grupales…).

Espiritualidad y reflexión: la práctica de la espiritualidad y/o religión o la reflexión personal pueden proporcionar consuelo y una perspectiva más amplia sobre la vida y la muerte.

Aceptar ayuda: no tienes por qué enfrentar tus duelos en soledad. El apoyo de otros nos hace sentir acompañados y nos beneficia física y psicológicamente. Si tienes seres queridos que quieren ayudarte, acepta su ayuda. Muy probablemente estén deseando hacerlo y desean sentirse útiles para ti. No eres una molestia.

o Necesitar apoyo no es debilidad, es sano.

o Orienta a los demás en qué y cómo los necesitas. No tienen por qué acertar de primeras y tú mereces recibir la ayuda que realmente necesitas.

Ayuda profesional: tanto si cuentas con otros apoyos como si no, recuerda que hay profesionales especializados en acompañar a personas que están pasando por lo mismo que tú. Esta ayuda puede venir de:

o Terapia individual: la terapia con un profesional especializado en duelo puede ayudar a procesar las emociones complejas y a encontrar formas saludables de enfrentar la pérdida.

o Grupos de apoyo: participar en grupos de apoyo para personas en duelo puede proporcionarte un sentido de comunidad y comprensión mutua. Son espacios seguros donde podrás escuchar y compartir lo que necesites.

 

El duelo en la tercera edad es una experiencia complicada, personal y dolorosa, pero recuerda que nunca es tarde para encontrar un propósito por el que vivir. No estás solo/a en tu dolor.

Natalia Balaguer (Psicologa)

 

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